Rafael Caro Quintero, jefe de un cártel que pasó décadas en prisión en México por el asesinato de un agente antidroga estadounidense, se declaró no culpable ante un tribunal estadounidense de cargos de narcotráfico que podrían acarrear su ejecución.
Considerado por la Casa Blanca como uno de los “jefes de cártel más malvados del mundo”, Caro Quintero compareció ante el juez Robert Levy.
Caro Quintero fue procesado en el Tribunal Federal de Distrito en Brooklyn junto con Vicente Carrillo Fuentes, ex líder del Cártel de Juárez.
Saritha Komatireddy, fiscal federal adjunta, dijo durante la lectura de cargos que Caro Quintero y sus asociados habían “sido pioneros en la industria del narcotráfico en México”.
“Él era un fugitivo que se escondía en las selvas de Sinaloa, con la esperanza de que lo olvidáramos”, señaló Komatireddy. “Pero la justicia nunca olvida”.
Komatireddy indicó que más de 100 agentes antidrogas estaban en la sala del tribunal para “honrar la memoria de uno de los suyos”.
Estados Unidos reclama a Caro Quintero, de 72 años, por el homicidio del agente de la DEA Enrique Henrique “Kiki” Camarena” en 1985.
En medio de crecientes presiones de la Administración de Donald Trump para detener el tráfico de fentanilo, México envió el jueves 29 de sus más notorios narcotraficantes a Estados Unidos.
Los envíados enfrentan cargos por terrorismo, crimen organizado, narcotráfico, asesinato, uso ilegal de armas y lavado de dinero.
Según el departamento de Justicia estadounidense, Caro Quintero y otros cuatro de los narcos envíados pueden enfrentar la pena de muerte, pese a que el acuerdo binacional de extradición no lo permite.
El Cártel de Guadalajara de Caro Quintero fue uno de los grupos de drogas más poderosos de América Latina y evolucionó hasta convertirse en el actual Cártel de Sinaloa.