Madrid, Lisboa, Sevilla y Oporto amanecieron este lunes 28 de abril de 2025 en completa oscuridad. Un apagón masivo afectó a millones de ciudadanos en toda la Península Ibérica, provocando caos en el transporte, interrupciones en los servicios sanitarios y pérdidas millonarias en sectores clave como la banca, la industria y el comercio electrónico.
¿Qué provocó el apagón en España y Portugal?
Según los primeros informes del Operador del Sistema Eléctrico Ibérico (OSEI), la falla se originó en una subestación crítica en la región de Extremadura, donde un cortocircuito en una línea de alta tensión provocó una reacción en cadena que desestabilizó toda la red.

“No se trató de un ataque cibernético ni de un sabotaje, sino de una falla técnica grave amplificada por condiciones meteorológicas extremas”, aseguró en conferencia de prensa Alejandro Requena, portavoz de OSEI.
La combinación de fuertes ráfagas de viento, humedad elevada y la sobrecarga del sistema tras un fin de semana de temperaturas récord habría sido el caldo de cultivo perfecto para este colapso eléctrico sin precedentes.

Consecuencias inmediatas del apagón
- Transporte: Metro, trenes de cercanías y tranvías quedaron parados. Se reportaron cientos de pasajeros atrapados en estaciones y vagones durante horas.
- Salud: Varias clínicas y hospitales activaron generadores de emergencia, aunque algunos quirófanos y unidades de cuidados intensivos sufrieron cortes momentáneos.
- Comercio: Grandes plataformas de e-commerce como Glovo y Amazon Iberia suspendieron sus entregas. Miles de transacciones bancarias quedaron congeladas.
- Telecomunicaciones: Redes móviles saturadas y caída de internet en amplias zonas rurales y urbanas.
El apagón duró entre 4 y 8 horas en la mayoría de las ciudades afectadas, aunque pequeñas localidades de Castilla-La Mancha y el Alentejo siguen reportando interrupciones.

¿Puede volver a pasar?
Expertos advierten que sí. El sistema eléctrico de España y Portugal enfrenta una vulnerabilidad creciente debido al incremento de demanda energética y a una infraestructura envejecida.
“Necesitamos invertir en resiliencia de red, almacenamiento de energía y tecnologías de predicción climática avanzadas. De lo contrario, apagones como este serán el pan de cada día,” advirtió la ingeniera energética Ana Moreira.
Tanto el gobierno de España como el de Portugal anunciaron la apertura de una investigación conjunta para determinar responsabilidades y acelerar la modernización de la infraestructura crítica.

Un recordatorio de nuestra fragilidad
Este apagón histórico en la Península Ibérica no es sólo un fallo técnico: es un aviso claro de que la transición energética necesita acompañarse de inversión real en ciberseguridad, resiliencia climática y gestión inteligente de redes.
En una sociedad que presume de conectividad constante, basta un cortocircuito en el sitio equivocado para desconectarnos… brutalmente.