¡Ya tiene nombre el niño!

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Al nativo Reyes López, las Jornadas de Atención al Pueblo en Territorio realizadas en el poblado C-34, le recordaron la época dorada del sitio, pieza fundamental para el lanzamiento del Plan Chontalpa en los años setenta.

“Todo se acabó en medio siglo con los malos gobiernos que nos dejaron calles rotas y en el abandono. Es un renacer para nuestro pueblo. May regresó a cumplir su palabra”, dijo esperanzado el huimanguillense.

El futuro es prometedor para el C-34 con los 12 niños asentados hasta las 11:35 de la mañana en el módulo del Registro Civil, sin que esta vez, a como sucedió en anteriores ocasiones, lo impidiera la condición económica de sus padres.

De no ser por la Jornada de Atención al Pueblo en Territorio, José Emir, que todavía no va al preescolar, seguiría sin acta de nacimiento. Si bien la cigüeña lo entregó durante la pandemia, los tres años posteriores fueron difíciles para que doña Ana Kristel juntara el dinero para realizar el trámite.

Isaías iba a cumplir dos años de vida sin acta de nacimiento. Él y su madre Flor de Liz viven con su abuela paterna. El padre de Isaías trabaja fuera del estado y lo que manda no alcanza para cubrir el costo del documento.

“Gracias a Dios al fin conseguimos registrar a mi hijo. Y no nos desbalanceamos en el gasto”, expresó aliviada doña Flor.

En tanto, hasta las 12:30 del día, unas 15 parejas se tomaban de la mano en el mismo módulo para legalizar su unión y saborear el primer beso como esposos.

Sin latas ni globos anunciando su enlace, Estrella del Carmen y Luis González llegaron en moto desde el Ejido Zapotal, San Miguel, decididos a cumplir lo que por largo tiempo habían anhelado.

“Una prima nos habló un día antes de las Jornadas para avisarnos que estaban casando gratis”, explicó Estrella. Por eso llegaron solos. Por las prisa irán a comer a un restaurante, en vez de disfrutar de una comilona en el patio de la casa, como acostumbran en la región.

Antes de empezar la Jornada de Atención, doña Úrsula de la Rosa movió su cabecita canosa, sobre todo cuando el Gobernador Javier May se refirió a la necesidad de “hacer justicia para los que menos tienen”. Ella no pudo aplaudir como el resto porque sus manos se apoyaban en ese momento en un palo de escoba habilitado como bastón.

Su hija, doña Domitila Jiménez, es quien la cuida, pues es viuda y aunque recibe la pensión Bienestar, es un lujo comprar un bastón.

Horas más tarde, a la salida del sitio donde el gabinete brindó la atención en territorio, doña Úrsula daba sus primeros pasos apoyada en algo más que un bastón: una andadera.

Ella va saliendo y Génesis Paloma va entrando con la “seguridad de que seré atendida, eso me dijeron mi madre y abuela, confiadas en lo dicho por el Gobernador”.

La estudiante de enfermería no pudo arribar temprano con “sus viejitas”, como se refiere a ellas con cariño, porque atendía el alquiler del W. C. que se le ocurrió montar hoy mismo tempranito.

La joven afirma que en el C-34 les fue bien a todos. Su mamá sacó actas, su abuela medicinas y ella, aparte del negocio de un día, se dio una vuelta por los servicios de salud.

“A muchos, incluyéndome a mí, nos hace falta el dinero, pero aquí eso no fue una limitante para obtener beneficios”, concluyó la joven.

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